¿Universitario necesita un culpable o más bien urge encontrar al mejor ejecutor para su apuesta? (Foto: @Universitario)
¿Universitario necesita un culpable o más bien urge encontrar al mejor ejecutor para su apuesta? (Foto: @Universitario)

Cada inicio de temporada es una invitación a soñar para el hincha de . Soñar con un equipo que, por fin, rinda en la cancha y que alcance ese título esquivo hace tantos años. Este 2023 no fue la excepción. Es más, para esta temporada, la ilusión crecía cada vez que se anunciaba un nuevo refuerzo. Porque eran nombres importantes, que además tenían la venia del DT , y, según afirma Jean Ferrari, habían pasado un riguroso y metódico proceso de selección para vestir la camiseta de la ‘U’. ¿Qué podía salir mal?

Ahora que la realidad ha abofeteado la esperanza crema, el dolor es más grande. La alta expectativa suele tener ese efecto. Lo cierto es que el insospechado arranque de temporada de Universitario ha desnudado falencias en el equipo, reflejadas, sobre todo, en el comando técnico encabezado por Carlos Compagnucci. La responsabilidad del rendimiento en la cancha, como él mismo lo dice, es totalmente suya.

Nadie conoce mejor a un plantel que su técnico, y es por eso justamente que las decisiones del DT argentino son tan cuestionadas. Hay suplencias inesperadas, cambios desacertados, disposiciones que dejan al seguidor con un signo de interrogación flotando sobre sus cabeza.

El hincha no entiende por qué el jugador que más utilizó el año pasado es suplente este 2023. O por qué el único que le cambia la cara al equipo cada vez que ingresa no tiene más minutos. Si la respuesta es que no está en su plenitud física, entonces por qué otros refuerzos, que llegaron después o evidencian una falta de forma, sí han sido titulares. Por qué se replantea –mal, además– cuando el resultado ya es adverso, por qué son cambiados los jugadores que más se atrevían. Por qué los refuerzos no marcan la diferencia, por qué no se arriesga por otros nombres y se insiste en algunos que, a ojos de todos, no trascienden en la cancha.

Muchas interrogantes y, seguramente, Carlos Compagnucci tiene una respuesta para cada una de esas dudas. Es que, claro, nadie comete errores a propósito. El escudo de su comando es que el equipo genera ocasiones, pero con tres derrotas consecutivas eso termina siendo anecdótico y una excusa pobre al mal funcionamiento. No es su culpa que un jugador falle un penal o que otros dos se hagan expulsar de forma inocente, pero sí que todos los implicados sean apuestas suyas. Porque finalmente están en la cancha porque él lo decidió. Y también es responsabilidad suya que no se haya visto una respuesta, ni en juego ni en actitud, salvo honrosas excepciones.

Sin ir más lejos, en la vereda del frente, el técnico del clásico rival también toma iniciativas arriesgadas. Con el conocimiento pleno de su plantel, se atreve a cambiar, a replantear, a cuestionar. Todo eso lo acompaña con una lectura capaz y, aunque genera también dudas en sus hinchas, lo respaldan los resultados. Evidentemente no es el caso del actual técnico crema.

Pero más allá de buscar culpables, la respuesta crema inmediata debe ir dirigida hacia si es momento de corregir ya lo que no funciona o esperar a que su propuesta camine de la forma esperada. Y si ese fuera el caso, plantearse si es Compagnucci el mejor ‘ejecutor’ de esta propuesta.

El fútbol es un deporte en el que se gana con goles. Y para conseguir resultados, hay un camino que seguir, uno que muchas veces es abrupto y lleno de obstáculos. Es virtud de quien está al mando sortearlos, decidir bien, y superarlos para llegar al objetivo. El cuadro crema ha empezado mal el año, con tres golpes al ‘hilo’ –incluido uno a la quijada que fue perder el clásico–, pero está a tiempo de recuperarse. Para eso se necesita hacer cambios, sí. ¿De entrenador? La respuesta es clara y en tienda crema la conocen muy bien. Universitario no tiene más tiempo que perder.

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